La publicidad tiene como objetivo estimular el deseo y la necesidad de consumir , y los niños y jóvenes representan una importante cuota de mercado.
La influencia de la publicidad en los niños es muy fuerte, y puede considerarse como un instrumento peligroso, ya que crea apetencias y necesidades que no se corresponden con la
edad del niño o del adolescente, y que en la mayoría de los casos no podrá satisfacer.
Las técnicas publicitarias abusan de las limitadas capacidades de análisis y raciocinio del niño y su natural credibilidad, por lo que necesitan del consejo y la explicación de sus padres.
Los niños no deberían ser objeto ni sujeto de publicidad y mucho menos convertirse en víctimas de una publicidad engañosa.
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